Entrar a Armando Records en el marco de Colombia 3.0, encontrar un panel como el de hoy y ver la buena asistencia de personas interesadas en los nuevos hábitos de consumo de música me lleva a comprobar que efectivamente no hay un problema en la industria musical, sino unos cambios históricos en la forma en que las personas la consumen, más una oferta muy amplia a través de nuevos medios que permite que artistas que no tienen el apoyo de las grandes disqueras tengan también un alcance internacional. Resumo mi experiencia en estos paneles y en las conversaciones con algunos participantes de las mismas con las siguientes conclusiones e insights.
1. Cada vez usamos menos los formatos físicos para escuchar música. Si bien los vinilos, cassettes y cds reinaron durante una época, actualmente muchos escuchamos la música a través de dispositivos digitales. Tenemos playlists en nuestros computadores, hemos cargado gran cantidad de música en nuestros reproductores, accedemos a servicios como Spotify, Deezer, Grooveshark, Jango, Lastfm, SoundCloud,Youtube, Reverb Nation, etc., o compartimos nuestro tiempo con emisoras de aire, emisoras digitales y nos vamos a vivir el encanto de la música en vivo.
2. Los artistas modernos son conscientes de esto. Por eso las “inmensas minorías” no están detrás de las disqueras y de su andamiaje, sino que acuden a la autogestión para lograr lo que quieren, teniendo presente que muchas veces ni piensan en grandes mercados internacionales, sino en mercados locales e internacionales, pero de nicho. Y allí hay negocio. Hay festivales interesados en estar mostrando otras propuestas musicales, hay emisoras de radio online que sin la presión de la venta de pauta tienen la libertad de mostrar otras estéticas que cumplan con características de calidad de audio y que están moviendo públicos interesantes, pues abren la posibilidad a que la gente tenga acceso a contenidos diferentes de los mainstream.
En el tema de festivales, me llamó la atención que por ejemplo, en Inglaterra, hay 700 festivales musicales al año, casi dos diarios. Todos tan especializados en diferentes géneros, que seguramente su show puede estar ahí.
Hay una necesidad contundente de profesionalización de los oficios de esta nueva industria musical. Bien por la Ley de la Música que promueve Juan Carlos Lozada. Quienes estamos en el cuento de la difusión de la música debemos buscar dignificar a los artistas emergentes, y ofrecerles buenas tecnologías que les permita sonar como los grandes.
3. Los artistas deben verse como marcas, armar su propia revolución. A partir de una buena música, de buena calidad, deben diseñar cuál será su narrativa en redes sociales, y cómo van a ir contando su historia. Los medios deben poner sus ojos en la industria local y hacer curaduría. Es probable que estén poniendo sus ojos en artistas que muevan contenidos importantes en algunos años, lo que le ha ocurrido ya a algunos visionarios. Deben generar muy buenos contenidos, conocer bien a sus nichos, buscarlos, conocerlos y consentirlos. Darles pretextos a través de los contenidos que publiquen. Ser músico ahora no es sólo un tema de música.